Ácido lisérgico o LSD


Decodificando a Gustavo Cerati

por Gustav Dracko


[El LSD] Fue como abrir una puerta, realmente, y antes, uno ni siquiera sabía que esa puerta existía. Me abrió una conciencia nueva, distinta, incluso aunque estuviera, como dijo Aldous Huxley, en los maravillosos pliegues de los pantalones de gamuza gris. Desde ese mínimo concepto, hasta el hecho de que cada brizna de pasto y cada grano de arena son algo vibrante y latente.
George Harrison



Ácido lisérgico o LSD

La dietilamida de ácido lisérgico,1 LSD-25 o simplemente LSD, también llamada lisérgida y comúnmente conocida como ácido, es una droga psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas. Los ensayos científicos realizados hasta el momento demuestran que el LSD no produce adicción y no es tóxico.


“Mi ego va a estallar…”

“El riesgo de mal viaje o estar mal viajado aumenta proporcionalmente con la cantidad de LSD ingerida”. Es conocida por sus efectos psicológicos, entre los que se incluyen alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, sinestesia, percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego.

Los laboratorios Sandoz presentaron el LSD como una droga apta para diversos usos psiquiátricos. Muchos psiquiatras y psicoanalistas de los años 50 y 60 vieron en ella un agente terapéutico muy prometedor. Se popularizó como parte de la contracultura de los años 60. Sin embargo, el uso extramedicinal del fármaco ocasionó una tormenta política que llevó a la prohibición de la sustancia, ilegalizando todos sus usos, tanto medicinales como recreativos y espirituales.


Origen

El químico suizo Albert Hofmann * sintetizó por primera vez la sustancia en 1938 y en 1943 descubrió sus efectos por accidente durante la recristalización de una muestra de tartrato de LSD. El número 25 (LSD-25) alude al orden que el científico iba dando a los compuestos que sintetizaba.


Etimología

Su nombre es un germanismo, acrónimo de Lysergsäure-Diethylamid, ‘dietilamida de ácido lisérgico’. Aunque «dietilamida» es un vocablo femenino, el uso general del término ha optado por la forma masculina, tal y como recoge la Real Academia Española en su «Avance de la vigésima tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española». Ha sido utilizada como droga recreativa y enteógeno, así como herramienta para la meditación, la psiconáutica, la creación artística y la psicoterapia.

* Enlace continuar leyendo… San Pedro – Wachuma - Enteógenos


Aspecto o forma de presentación del LSD

El LSD 25 es un líquido incoloro, inodoro e insípido y cuando cristaliza lo hace en forma de prismas puntiagudos. Comúnmente se suelen encontrar por cartón o sello. Una dosis común de LSD (la que se encuentra en un “cartoncito”) está entre los 50 y los 150 miligramos.



Su fabricación es relativamente fácil, dividiéndose en dosis mediante su disolución en agua destilada y presentado en varias formas: micropuntos (diminutos comprimidos), hojas de papel absorbente con diversos motivos gráficos, divididos en cuadrículas y cada una de ellas es una dosis.

Las hojas están impresas con un pequeño dibujo o motivo (puntos, estrellas, personajes de cómics) en cada cuadrado. El motivo o dibujo cambia constantemente y se piensa que este cambio de diseño indica la caducidad del producto.

¿Cómo se consume?




La más común de todas es poniéndolo contra el paladar y manteniéndolo en esa posición.

Nombres populares

Los ácidos reciben varios nombres, por ejemplo: sello, ajo, tickets, micropuntos o tripis, soles, cuadritos, planetas verdes, etc.


¿Qué efectos produce?

Primera fase

Dura alrededor de 5 horas, con un característico cuadro de sintomas, entre los que se encuentran alteraciones de la percepción, mayor vivacidad de los colores y las formas de los objetos, sensibilidad por los detalles, deformaciones de los objetos, distorsiones de la realidad, de las formas, pseudoalucinaciones, alteración en la percepción del propio cuerpo, ideas delirantes y confusión mental.

Se produce una alteración en el tiempo pareciendo, en unos casos mucho más lento, y en otros discurre de forma vertiginosa, mezclando pasado, presente y futuro.

Pueden aparecer percepciones extrañas, implicando a dos o más sentidos, de forma que se pueden ver los sonidos o escuchar los colores.

Aumenta la capacidad de sugestión, de forma que asuntos sin importancia se transforman en dramáticos, pasando de la alegría a una fuerte ansiedad, incluso a miedo, de esta forma el consumidor puede pasar de un estado depresivo a otro hipomaniaco, en breves segundos de tiempo.


Se produce tal desorganización del pensamiento, que puede llegar a producir una crisis de despersonalización provocando una gran ansiedad, conocida como "mal viaje". resivo a otro hipomaniaco, en breves segundos de tiempo.

Estos efectos del LSD-25 van a depender en gran medida de la personalidad del consumidor y del conocimiento que éste tenga de los efectos del "viaje"; ya que el estado psicológico y emocional en el momento del consumo y el ambiente dónde se consume, van a ser determinantes a la hora de sufrir uno de estos "malos viajes".

En cuanto a los efectos físicos, se produce taquicardia, debilidad muscular, temblor, hipertensión, descoordinación motora, en ocasiones inhibición de las secreciones, dilatación de la pupila, rubor facial, mareos, náuseas y disminución del apetito.

Segunda fase

Van disminuyendo la intensidad de los efectos anteriores, de forma que las alucinaciones se alternan con periodos de realidad, suele durar unas dos horas aproximadamente, después de las cuales la persona, suele conservar un recuerdo bastante exacto de la experiencia vivida.


Dibujos bajo el efecto del LSD





Consecuencias a largo plazo

La complicación más habitual es la derivada del "mal viaje", con episodios de pánico y alucinaciones terroríficas, mucha desconfianza a las personas que están en el entorno, y gran agitación; suele durar unas horas, aunque en algunos casos puede superar las 24 horas.

Como consecuencia a largo plazo es habitual los flash-backs, fenómeno de vuelta atrás consistente en experimentar las mismas sensaciones aunque no se haya producido un consumo. Este episodio puede suceder días, e incluso meses después del último consumo; llegando en algunos casos a producirse después de cinco o seis años.

Un consumo prolongado y abusivo puede desencadenar psicosis esquizofrénica y alteraciones de la memoria y del pensamiento, que necesiten un tratamiento específico psiquiátrico.



Albert Hofmann
(Baden, 11 de enero de 1906-Basilea, 29 de abril de 2008)




Fue un químico e intelectual suizo. Describió la estructura de la quitina, pero es más conocido por ser el primero en haber sintetizado, ingerido y experimentado los efectos psicotrópicos del LSD (dietilamida de ácido lisérgico), mientras estudiaba los alcaloides producidos por el cornezuelo del centeno.

La sustancia cuyo consumo describiría como «una de las dos o tres cosas más importantes que he hecho en la vida», fue sintetizada por Albert Hofmann por primera vez en 1938, mientras estudiaba los derivados del ácido lisérgico en este departamento. Había comenzado estudiando el hongo del cornezuelo como parte de un programa para purificar y sintetizar componentes activos de plantas medicinales para su uso en fármacos…


Descubrimiento de los efectos del LSD

Mientras purificaba y cristalizaba el LSD, lo interrumpieron una serie de sensaciones extrañas. Había absorbido una pequeña cantidad a través de la punta de sus dedos, y describiría las consecuencias en el informe que envió en aquel momento al profesor Stoll:


Viernes 16 de abril de 1943: Me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después.


Definiciones de Albert Hofmann sobre el LSD

Quería obtener una comprensión de la estructura y la naturaleza de la materia; por eso estudié química. Dado que ya desde mi niñez me había sentido estrechamente vinculado al mundo de las plantas, elegí como campo de actividad la investigación de las sustancias contenidas en las plantas medicinales. Allí me encontré consustancias psicoactivas, generadoras de alucinaciones, y que indeterminadas condiciones pueden provocar estados visionarios parecidos a las experiencias espontáneas antes descritas. La más importante de estas sustancias alucinógenas se ha hecho famosa con el nombre de LSD. Algunos alucinógenos ingresaron, como sustancias activas de interés científico, a la investigación médica, la biología y la psiquiatría, y alcanzaron también una amplia difusión en la escena de las drogas, sobre todo el LSD.



En los primeros años después de descubrirlo, el LSD me proporcionó alegrías y satisfacciones, como las siente el químico farmacéutico cuando se perfila la posibilidad de que una sustancia por él creada se convierta en un medicamento valioso. Pues la creación de nuevos remedios es el objetivo de su actividad de investigador; en ella reside el sentido de su trabajo. (...) Esta alegría por la paternidad del LSD se vio empañada cuando, después de más de diez años de investigación científica y aplicación médica no turbada, el LSD fue arrastrado a la poderosa ola de toxicomanía (...) Era obvio que una sustancia con efectos tan fantásticos sobre la percepción sensorial y sobre la experiencia del mundo exterior e interior, despertaría también el interés de círculos ajenos a la ciencia medicinal. Pero jamás hubiera esperado que el LSD, que -con su acción profunda tan imprevisible e inquietante- no tiene de ningún modo el carácter de estimulante, encontraría una aplicación mundial como estupefaciente.




Si se entiende la realidad como el producto del emisor y el receptor, se puede explicar el ingreso a otra realidad bajo el influjo del LSD diciendo que el cerebro, sede del receptor, es modificada bioquímicamente. Con ello el receptor es sintonizado en otra longitud de ondas que la que corresponde a la realidad cotidiana. Como a la infinita variedad y versatilidad de la creación corresponden infinitas longitudes de onda distintas, según la sintonía del receptor pueden ingresar infinitas realidades distintas -que incluyen el yo correspondiente- en la conciencia. Estas realidades o, mejor dicho, estos diversos estratos de la realidad no son mutuamente excluyentes; son complementarios y juntos forman una parte de la realidad universal, intemporal, trascendente en la que también está inscrito el núcleo inatacable de la conciencia del yo que registra las modificaciones del propio yo.




¿En qué reside la diferencia esencial y característica entre la realidad cotidiana y las imágenes del mundo experimentables en la embriaguez de LSD? En el estado normal de la conciencia, en la realidad cotidiana, el yo y el mundo exterior están separados; uno se enfrenta al mundo exterior; éste se ha convertido en objeto. En la embriaguez de LSD desaparecen en mayor o menor medida, las fronteras entre el yo que experimenta y el mundo exterior, según la profundidad de la embriaguez. Tiene lugar un acoplamiento regenerativo entre el emisor y el receptor. Una parte del yo pasa al mundo exterior, a las cosas; éstas comienzan a vivir, adquieren un sentido distinto, más profundo. Ello puede sentirse como una transformación feliz, pero también como un cambio demoníaco, que conlleva una pérdida del yo familiar e infunde terror.




La provocación deliberada de la experiencia mística, en particular relacionada con el LSD y los alucinógenos, en contraste con las experiencias visionarias espontáneas, conlleva peligros que no deben ser subestimados. Los profesionales deben tener en cuenta los efectos peculiares de estas sustancias, es decir, su capacidad para influir en la conciencia, la esencia más íntima de nuestro ser. La historia del LSD hasta la fecha demuestra ampliamente las catastróficas consecuencias que pueden derivarse de ello cuando su profundo efecto se juzga erróneamente y la sustancia es confundida con una droga placentera.




Una naturaleza distinta la presentan los peligros cuando el delirio desencadenado por el LSD no es de carácter maníaco, sino depresivo. En estos casos, las visiones aterradoras, el miedo mortal o el miedo a estar o volverse loco pueden llevar a peligrosos colapsos psíquicos y al suicidio. Aquí, el viaje de LSD se convierte en horror trip (viaje horroroso).



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Fuente     LSD