Magnetizado




Desorientado, sin rumbo,
sin Norte y sin estrella del Sur,
mis antónimos de atracción
se fugaron en la cola de un pez
en un cometa errante
a la deriva de la Providencia.
Mi coraza es invisible
a la sombra del mismísimo Sol,
espigar sus gotas de luz ya no me embriaga
en este brillante mar de éter
mi paseo supralunar no se inmortalizó
en el aliento de Venus.


Cómo sincronizar nuestros universos
si los latidos mortales carecen de manecillas.