Con los ojos bien abiertos



Me llevo tiempo aprender a volar, nadie te enseña y no existe manual intuitivo para esgrimir el instinto visceral. Recién hoy, luego de un millar de intensos momentos, entendí que remontarse como una cometa es un Sentimiento y no una acción rígida manipulada por el cuerpo. Durante varias estaciones llegué a pensar que mis alas me encadenaban a la tierra por su propio peso, la terquedad es plomo líquido diluido en la sangre o... tal vez rotas por el miedo, lo que me impedía flotar libremente sin peajes a horizontes inimaginables. Hasta hoy, hasta que comprendí, al fin, el secreto que tanto se me hacía esquivo, caer precipitadamente al vacío es una muerte segura, salvo que el Sentimiento a vivir nos salve en un aleteo de Fe, dejarse caer, dejarse llevar por lo que uno siente con el Alma y hallar esa corriente de energía que nos atraviesa de lleno y usarla para volar en un pestañar más luminoso que un rayo. Hoy siento, creo y estoy preparado a sentir esa fuerza de choque y prometo tener los ojos bien abiertos en mi vuelo rasante directo a tus labios.